PRIMER
ANIVERSARIO DE MI ENCARCELAMIENTO
Doctor Wenceslao Mansogo Alo
Bata, Guinea Ecuatorial, 09/02/2013
Hace un año, el 9/02/2012, se me detenía cuando me presentaba voluntariamente
a la Policía para prestar declaración sobre el fallecimiento de una paciente durante
una intervención quirúrgica en mi clínica.
Por lo que se parecía mucho a instrucciones recibidas de alguna
autoridad superior, la Policía me remitió al juez de instrucción, Agustín
Chicampo, el cual, sin muchas contemplaciones, y asegurando que “mi caso era
complicado”, me enviaba directamente a la cárcel pública de Bata. Me acusaban
de haber mutilado el cuerpo de mi paciente fallecida.
El juicio o, mejor dicho, el proceso político contra mí se celebró en
el palacio de justicia de Bata los días 5 y 6 del mes de abril de 2012,
coincidiendo con los días del Miércoles y Jueves Santos. Fui juzgado por un
tribunal que no tenía nada de imparcial y que, visiblemente tenía instrucciones
de inculparme de cualquier cosa. Durante cerca de tres horas fui acribillado de
las preguntas más inverosímiles que hubiera podido imaginar. Unos jueces, unas
personas, que de Medicina no entendían gran cosa, me estaban juzgando y
condenando por temas médicos altamente especializados (en Guinea Ecuatorial no
se permite la creación de un colegio médico). No pudieron sostener lo de la
mutilación porque el médico de ellos, Salomón Nguema, confirmó que era un
invento de ellos mismos, una mentira. Entonces, durante el mismo proceso,
cambiaron. Ahora se me acusaba de impericia y negligencia profesional con
resultado de muerte por un error de anestesia. Los médicos del Hospital de Bata
fueron convocados y les demostraron que no hubo ningún error de anestesia. Pero
el fiscal Claudio Ndogula, literalmente colgado al teléfono durante toda la
vista, se empleó torpe e insistentemente en querer demostrar que había habido
error de anestesia y que yo era responsable de ese error.
A este juicio asistió la plana directiva del partido gubernamental PDGE,
encabezada por su propio Secretario general, Lucas Nguema Esono, así como algún
miembro importante del gobierno. ¿Qué vinieron a buscar estos señores en mi
juicio? ¿Qué perseguían con su presencia en mi juicio? ¿Quién les llamó?
Una de las tantas cosas que quedaron claras en esta vista pública fue,
contrariamente a la acusación vertida contra mí, que mis propios acusadores (la
familia de la fallecida) sí que habían profanado el cadáver y ocultado pruebas,
por lo que el Presidente de la Audiencia, Eliseo Mengue, decidió que fueran
convocados ante el juez para ser oídos en declaración. Nada de eso se hizo ni
se ha hecho hasta esta fecha.
La pena impuesta contra mí estuvo a la medida de las ansias del régimen de acabar conmigo: tres años de
cárcel, 5 años de inhabilitación profesional, 3 años de cierre de la clínica y
multas e indemnizaciones millonarias. Que yo tenga una clínica que funcione y
me confiera autonomía es manifiestamente una espina que no logran tragar. Decidí
con mis abogados interponer recurso ante la Corte Suprema de Justicia para,
lógicamente, agotar la vía legal por más instrumentalizada que apareciera. Mientras
tanto, intervino el indulto y fui liberado. Fui indultado con una sentencia que
no era todavía firme.
Después, mi abogado, el Doctor Ponciano Mbomio Nvo, fue suspendido por
el Colegio de Abogados de Guinea Ecuatorial. Les había dejado al descubierto
durante la vista oral. Le acusan de haber insultado al Presidente en su informe
final. Ponciano interpuso un recurso ante el Colegio que no ha sido resuelto
hasta esta fecha. Pero hay que precisar que quieren la cabeza del Doctor
Ponciano por un montón de otras razones.
Yo reemprendo normalmente el ejercicio de mi profesión. Nadie ha vuelto
a molestarme directamente. Los pacientes acuden.
La Corte Suprema examinó mi recurso a finales de 2012, pero hasta ahora
no se ha pronunciado.
¿Y ahora,qué?
Ahora sigo viviendo mi vida simple. Me dedico al ejercicio de mi
profesión y a mi actividad política. He aprendido mucho sobre las causas,
móviles y autores de mi encarcelamiento, y eso me ayuda a discernir mejor que antes los comportamientos de las
personas. También he viajado bastante desde mi salida de cárcel, lo cual me ha
permitido fortalecer algunas de mis relaciones y establecer otras nuevas.
Pero no han desaparecido las razones de nuestra lucha en Guinea Ecuatorial. La dictadura, las profundas
desigualdades en nuestra sociedad, la corrupción, la pobreza, etc., siguen omnipresentes. No ha desaparecido la
necesidad de seguir recordándole al régimen lo mal que está gobernando el país
y lo injusto que es.
Por eso sigo denunciando las violaciones de los derechos de mis
compatriotas, la falta de libertades y las enormes desigualdades que se ahondan
cada vez más en nuestra sociedad.
Socialmente, vivimos en medio de signos que permanentemente nos recuerdan la pobreza que
nos rodea: falta de agua, de electricidad, carreteras en mal estado,
estudiantes que han acabado su enseñanza secundaria y no saben adónde ir ni qué hacer,
una universidad solo de nombre que no es capaz de brindar una formación digna
de ese nombre, el hambre, la miseria, las enfermedades y la mala salud general
de la población, hospitales sin medicamentos ni la debida atención, el
alojamiento insalubre, empleados mal pagados o sueldos confiscados por
prohombres del régimen, opositores vetados en el mercado del trabajo, el
alcoholismo, la inquietante emergencia de la delincuencia juvenil, etc.,
etc. Nuestra sociedad vive un fracaso
colectivo, una degradación profunda de los valores humanos, cívicos y morales, y
yo, no queriendo en modo alguno ceder a la fatalidad, intento contribuir con mi
pequeña aportación en la lucha contra esta involución. Lo dijo Adam Smith y yo
lo creo: “Ninguna sociedad puede
prosperar y ser feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y desdichados”.
Parecería que Adam Smith lo decía
refiriéndose a los guineanos. Yo opino que es deber de cada guineano lúcido
luchar contra este azote y creo que algún día, gracias al trabajo que hacemos
hoy y que implica el riesgo de ser encarcelado, nuestros hijos serán libres y felices.
¿Qué proyecciones para el
futuro?
Seguir ofreciendo mis servicios a mis pacientes y seguir luchando
contra la dictadura.
Sigo ejerciendo mi profesión. Yo soy o he sido el médico, si no de
ellos mismos, al menos de familiares
directos de todos los que falsamente me acusaron y me juzgaron o de aquellos
que vinieron a asistir con turbias intenciones a mi juicio. Y digo bien de TODOS
ellos. A muchos miembros del régimen que
gobierna mi país les molesta mi actividad y les gustaría poner fin a mi carrera
profesional. Ya me ayudaron a marcharme del hospital público cuando llegué al
país; lo que les gustaría ahora es verme mendigar por la calle pidiéndoles qué
comer. A lo mejor llegue a eso, pero es
un placer que difícilmente, muy difícilmente, daría a nadie. Sin embargo
prometo seguir sirviendo, no solo a la población general sino a ellos mismos y
a sus familiares, con el mismo celo profesional y el mismo sentido de la
responsabilidad que siempre. Es así como me enseñaron mis maestros.
Para la lucha contra la dictadura, como lo vengo diciendo, elegí la vía
política, siempre y en todo caso rechazando la violencia como medio para
acceder al poder. Lo dijeron nuestros amigos socialdemócratas alemanes
Christian Krell y Julia Bläsius: “La
política necesita una orientación clara. Solo el que pueda definir con claridad
los objetivos de su acción estará en condiciones de alcanzar esos objetivos y de
persuadir a otros”. Ahora me encargo de los Derechos Humanos y de las
Relaciones Internacionales en CPDS; son actividades que me apasionan y creo que
los guineanos deben creer en los cambios que se avecinan. Seguiré trabajando con
mi Partido para encontrar el consenso con los escasos grupos que manifiestan el
sentido de nación y desean realmente un cambio de régimen en Guinea Ecuatorial;
sigo con CPDS proponiendo un diálogo crítico y exigente con el poder
establecido; seguiré denunciando los atropellos; seguiré llevando todas las acciones
políticas y diplomáticas posibles contra las maniobras de la dictadura destinadas
a neutralizar a la oposición, y eso incluye a los grupúsculos creados en el
seno de los partidos para dividirlos, o a la creación una oposición a la oposición
dentro y fuera de Guinea Ecuatorial. En suma, como dije durante mi juicio, “prefiero seguir viviendo como pienso, porque
el que no vive como piensa acaba pensando como vive”.
Doctor Wenceslao Mansogo Alo
Bata, Guinea
Ecuatorial, 09/02/2013
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