dimanche 28 mai 2017

Miedo e incertidumbre en Guinea Ecuatorial
(DOCUMENTO ORIGINAL EN CATALÁN)

Vilaweb ha mantenido una conversación con el político opositor y responsable de relaciones internacionales del CPDS, Wenceslao Mansogo, y Tutu Alicante, director de la ONG EGJustice, con sede en Washington

Los opositores guineanos Wenceslao Mansogo y Tutú Alicante conversan durante las jornadas "Guinea Ecuatorial: Mirada al futuro"

 05/26/2017 22:00
Barcelona ha sido sede de una jornada de reflexión sobre la situación actual de la ex-colonia española Guinea Ecuatorial. Los debates 'Una mirada hacia el futuro. Retos y oportunidades 'se hicieron el pasado jueves en la sede de la Institución Milá y Fontanals (CSIC).
Nada va bien en Guinea. Es un país medio paralizado. No se ve alternativa. La actividad productiva es prácticamente nula. Aumenta la represión y la militarización. Parece que hay divisiones en el régimen. Hay temor de un futuro fraude electoral , sin duda el más grande de la historia, dicen- e, incluso, miedo de golpe de estado. Hay miedo, inestabilidad social, violencia y precariedad. Muchas familias no tienen ni un dólar diario para vivir. La gente cae como moscas. No van al hospital porque no tienen dinero. Se ha disparado la mortalidad infantil y el SIDA.
Este es, a grandes rasgos, el diagnóstico que hicieron dos destacados opositores al régimen justo llegados de Guinea: Wenceslao Mansogo, médico, activista por los derechos humanos y miembro del principal partido opositor, Convergencia para la Democracia Social (CPDS), y Celestino Okenve, economista y presidente de Unión Popular (UP).

El líder opositor guineano Celestino Okenve a las jornadas 'Guinea Eqautorial. Mirada al futuro '
Sobre la situación económica, el profesor Celestino Okenve fue contundente: 'La actividad de estos años ha sido transferir dinero del petróleo, vía obras públicas, en los bolsillos de la familia Obiang y sus colaboradores. No había otro objetivo que expoliar, expoliar y expoliar, creando empresas ficticias o haciendo obras inútiles, como el aeropuerto de Corisco, donde no ha aterrizado ni un avión. Con la crisis, los ingresos del petróleo se han reducido a la cuarta parte. Hay doscientos proyectos parados, la mayoría de los cuales, inútiles. Las empresas han despedido a los trabajadores. Aparte del petróleo, no hay nada más. En cualquier país del mundo, la situación habría hecho caer el régimen, pero sospecho que esto en Guinea no pasará, a corto plazo. '
La crisis y la bajada de los precios del petróleo han degradado enormemente las condiciones sociales y económicas de los guineanos. Además, la corrupción y diversos procesos judiciales internacionales acosan al dictador Teodoro Obiang y su familia. El próximo 19 de junio, Teodorín, hijo del dictador y vicepresidente del país, será juzgado en París por corrupción y bienes mal adquiridos . Está acusado de saquear 110 millones de euros.
La comunidad internacional se lo mira a distancia. Por el contrario, el Vaticano parece estrechar lazos con la dictadura. Acaba de nombrar tres nuevos obispos en una celebración en Mongomo, ciudad natal de los Obiang, sin hacer la más mínima mención a la corrupción y la vulneración de derechos humanos.
VilaWeb ha mantenido una conversación con el político opositor y responsable de relaciones internacionales del CPDS, Wenceslao Mansogo, y Tutu Alicante, director de la ONG, EGJustice, con sede en Washington.
-¿Cuál es el ambiente que se vive en las calles de Guinea?
-Wenceslao Mansogo: Vivimos momentos de mucha incertidumbre y de mucho miedo porque no sabes qué pasa, realmente. Los militares están por todas partes, identificando y registrando la gente. Nos rodea la violencia y la intolerancia y esto genera mucho temor. No hay trabajo. La gente no tiene dinero, sufre mucho y el gobierno no hace nada. Vamos de mal en peor.

El Opositor guineano Wenceslao Mansogo durante las jornadas 'Guinea Ecuatorial: Mirada al futuro'
-De todos los años del régimen de Teodoro Obiang,¿ ahora es el peor momento? ¿Un callejón sin salida?
-WM: Desde que estoy en Guinea, desde 1994, sí. No recuerdo haber vivido un momento tan inestable como ahora. No sé exactamente qué pasa, pero todo el mundo se siente inseguro. Incluso, tengo miedo de salir por la tarde. Para recorrer tres kilómetros, te encuentras con tres o cuatro controles militares que quieren saber dónde vas y te revuelven el coche. Hay mucha inquietud.
-Desde el observatorio de la ONG EGJustice en Washington, como veis la situación?
-Tutu Alicante: Yo noto la incertidumbre. Y más, por parte del gobierno. Algunas reacciones recientes que ha tenido en contra de la sociedad civil, me hacen pensar que el gobierno teme algo. Noto menos miedo en la juventud, pero hay organización. Cada día hay más jóvenes dentro y fuera del país dispuestos a criticar al gobierno, mediante la música hip-hop, el cómic, la radio ... Los estudiantes reivindican sus derechos y apoyan la reciente huelga de taxistas. Desde fuera veo mucha más convicción. Hay medios como Radio Macuto y Diario Rombo, cada día se generan cosas. Lo que hace falta es unir fuerzas. La reivindicación sola no es suficiente. Nos tenemos que unir entre gente de diferentes etnias, partidos, grupos, formas de expresión. Hay que organizarse. Los artistas, los taxistas, los estudiantes, las mujeres del mercado ...
-Un paso adelante podría ser la unión de los partidos opositores?
-WM: Si lo conseguimos, sí, pero hay tendencia a boicotear iniciativas que no controlamos. Y no sé si todos los que hablan de unión lo dicen de verdad. Para nosotros es una necesidad vital. La gente nos lo pide. Solos no podemos ganar Obiang. Juntos, tampoco tenemos la garantía de vencerlo. Es importante dar la imagen de grupo unido a la población, que ya está harta.
-¿Tan fuerte cree que es Obiang, aunque ahora?
-WM: Sí, es fuerte. Que alguien se atreva a dar un golpe de estado y ya veremos qué pasa. Pienso que si espera algo es precisamente eso, que alguien se atreva. El golpe de estado es la idea más absurda que se pueda proponer en todos los ámbitos.
-Es posible que haya un golpe de estado?
-WM: Sí, es posible que uno de los suyos lo intente. Este es mi mayor miedo. El régimen tiene muchos problemas internos, profundos malentendidos. Obiang lo sabe. Quizá por eso hay tanto control y todo está tan parado.

El Opositor guineano Tutu Alicante durante las jornadas "Guinea Ecuatorial: Mirada al futuro"
-El juicio contra Teodorín que tendrá lugar el 19 de junio en París podría ser un detonante?
-WM: Este juicio, no sé por qué preocupa tanto. Al fin y al cabo, Teodorín no iría a la cárcel aunque fuera condenado. Ahora bien, sería un acontecimiento político importante, si lo condenaran. Obiang no podría pretender, como hasta ahora, que su hijo accediera a la presidencia. Quizás es este, el elemento negativo que preocupa Obiang.
-TA: Obiang y Teodorín no tienen una buena reputación fuera. Ni en España, donde tienen negocios. Aquí, los políticos saben con quién tratan. Si lo condenaran, no podría ser presidente, Obiang lo sabe y estaría dispuesto a hacer lo que fuera para conseguirlo. Todo se le haría internacionalmente más complicado.
-Si no puede ser Teodorín, ¿cuál sería la alternativa?
-WM: Ahora se habla mucho de las ambiciones calladas de su mujer, Constancia Mangue. Son rumores. Parece, sin embargo, que ella, en el círculo más íntimo, sigilosamente, va expresando la ambición que podría sustituir Obiang. Y esto podría haber generado cierto malestar entre ellos.
-¿Qué puede hacer la sociedad civil?
-TA: Creemos que tenemos que librar la batalla política más allá del terreno que ya hemos conocido y experimentado. Hay que reforzar lazos con las Naciones Unidas, con los medios de comunicación, en Europa y en África. Hay que conseguir apoyos para los sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil que luchan por la transparencia, la libertad de expresión, la libertad de la mujer, la protección de los niños ... Estos grupos pueden hacer el trabajo social de coalition building necesario para debilitar a Obiang, si no, nos podemos encontrar un día con Teodorín o su madre a la presidencia.
-Y cómo hacen para darles apoyo y ayuda?
-Ya vamos trabajando con los chicos y las chicas de las escuelas, con los agricultores de los poblados. Además de hacer los mítines políticos, hay un trabajo de fondo, darles consejos y educación que les sean útiles para cultivar las fincas, por ejemplo, y de esta manera, poco a poco, nos vamos ganando la confianza perdida y trabajamos por la unidad.

Los opositores guineanos Wenceslao Mansogo y Tutú Alicante conversan durante las jornadas "Guinea Ecuatorial: Mirada al futuro"
-Donald Trump ha nombrado secretario de estado a Rex Tillerson, antiguo director de Exxon Mobil, una petrolera que apoya a Obiang. Esto es un blindaje para a él.
-TA: Sí, absolutamente. Rex Tillerson es un gran conocedor de la situación de Guinea, ha firmado contratos de Exxon Mobil con Obiang. Los derechos humanos, la democracia, la transparencia no son temas que le importen mucho. Y, de hecho, el Departamento de Estado aún no ha nombrado ningún encargado de asuntos africanos. Esto demuestra el poco interés que tienen.
-¿Tenéis algún plan para sensibilizar a la comunidad internacional?
-TA: Tenemos una oportunidad crucial en las próximas semanas. Guinea se postula para obtener un cargo en el Consejo de Seguridad de la ONU, sin oposición. Lo puede conseguir con los votos de países africanos, árabes y latinoamericanos. Es aberrante por los récords de corrupción y violación de derechos humanos que tiene. Debemos luchar todos juntos para pararlo, como hicimos contra el Premio Obiang de la UNESCO. Un presidente que ordena cortar los tendones a la gente, no puede estar sentado en el Consejo de Seguridad de la ONU.
-WM: No he conocido ni un programa existente, ni en las Naciones Unidas, ni en la Unión Europea, que asista a países en una situación como la nuestra. Hemos ido a todas partes aportando información sobre qué sucede realmente en Guinea. Nos reciben, les explicamos que carecemos de medios; que Obiang hace todo para que no tengamos. Nos está empobreciendo.
-¿Cómo?
-WM: Yo soy médico en un país sin médicos. Y no me permiten trabajar en el hospital, ni dar clases en eso que ellos llaman universidad, y que no parece que lo sea ... Tengo que vivir de mi esfuerzo. Cuando creo mi propia actividad médica, la boicotean para que no funcione. No podemos trabajar. Necesitamos que el país cambie. Todo el mundo nos escucha, pero pocos nos ayudan.
-Como médico, cuáles son las principales carencias sanitarias?
-WM: No funciona nada. Es un caos total. Voces recetas imposibles. No hay organización. No hay medicamentos. Muchos son falsificados. No hay farmacéuticos. No hay quien importe medicamentos elaborados; por ejemplo, para una tensión arterial que se complica. Los comerciantes importan los medicamentos que venden, como paracetamol, pero no tienen productos más elaborados. Para realizar operaciones quirúrgicas, necesito, por ejemplo, Bupivacaina, un anestésico común; me he movido por toda la ciudad buscándolo, y no lo encuentro. ¿Por dónde hay que empezar?

El opositor guineano Tutu Alicante durante las jornadas 'Guinea Ecuatorial: Mirada al futuro'
-Y España, ¿qué papel juega?
-WM: España nunca ha jugado un papel claro en la política de Guinea. Si España fuera un estado como Francia, la situación que vivimos ahora mismo en Guinea no existiría. Hay que decir basta. Se ha creado un intergrupo parlamentario sobre Guinea en las cortes. Podría ser un elemento catalizador. La inercia ha creado una complicidad de España con lo que ocurre en Guinea. El parlamento, con esa iniciativa, podría presionar al gobierno.
-TA: Yo pido a España que no avale a Obiang. Nosotros sabemos que la opinión de España sobre Guinea se tiene en cuenta en Ginebra y Bruselas.
-¿Qué papel podrían jugar los dirigentes africanos en la caída de Obiang?
-WM: Este papel no existe. Creo que Obiang tiene la habilidad de adelantarse a los acontecimientos que vivimos. El se da cuenta mucho antes que nadie de lo frágil que es su situación, y se adelanta. Obiang financia a candidatos de Ghana, por ejemplo. Y a otros candidatos de África del Oeste. Ahora ha dado refugio a Yahya Jammeh, el ex-dictador de Gambia. No podemos esperar una acción determinante de los dirigentes africanos. Además, se comportan como una secta que se autoprotege, para evitar que alguien les arrebate el poder.

-TA: Jammeh no está en Guinea por casualidad. Hay que saber que antes de que se asesinara Gadafi, Londres tenía ya planes para enviarlo como refugiado a Guinea. Para ellos, es un lugar seguro. Un paraíso terrenal de impunidad. Guinea no ha ratificado un montón de leyes y pactos internacionales. No se ha sumado al protocolo de Roma, por lo que la Corte Penal Internacional no tiene jurisdicción. No nos podemos apoyar en los dirigentes africanos. Es el pueblo guineano el que hará caer a Teodoro Obiang.

mardi 2 mai 2017

¿Para qué retornan a su país los cuadros y profesionales de Guinea Ecuatorial formados en el extranjero?
                                                                                                                          Por Wenceslao MANSOGO ALO   29/04/2017                       

El régimen de Obiang promueve la ignorancia y alienta la fuga de cerebros.

Un país forma a sus ciudadanos fundamentalmente para promover su desarrollo. Cuando se desarrolla la política educativa nacional, cuando se crean escuelas, centros de formación, universidades, etc., es para que la gente adquiera conocimientos y competencias, y contribuya al desarrollo de sus sociedades, en un mundo en constante evolución y de concurrencia cada vez más ruda. Formar a un universitario supone una gran inversión, que se capitalizará aprovechando los conocimientos adquiridos en provecho de la nación. La gente formada es un importante capital para el desarrollo.
Sin embargo, la experiencia de Guinea Ecuatorial, para los que hemos decidido retornar después de nuestros estudios en el extranjero, nos demuestra que esta no es la visión del señor Obiang Nguema, amo absoluto del país desde que desalojara a su tío Macías Nguema mediante golpe de estado en 1979. A Obiang no le gusta la gente formada. Ni la educación. Y lo demuestra. La educación y las personas formadas representan un peligro permanente para su permanencia en el poder. Se acompleja ante ellas. Si pudiera exterminar sin dejar huella a todos aquellos a los que considera intelectuales, lo habría hecho sin el menor miramiento. Desde que accedió al poder hace 38 años, no ha construido ni un solo centro de enseñanza secundaria en Malabo ni Bata, las dos principales ciudades del país. Las consecuencias son inequívocas en los resultados de la Prueba Nacional de Selectividad. Por el contrario, ha construido o profundamente rehabilitado más de veinte cuarteles militares en ambas ciudades. Y va pretendiendo irónicamente por ahí que “más vale un pueblo culto que uno rico” mientras él mismo, su esposa, su suegra, sus innumerables hijos, sus cuñados y sus familiares próximos, dilapidan sin el menor escrúpulo toda la riqueza de este país en el que actúan como dueños incuestionables.
Hasta hace poco no había universidad en Guinea Ecuatorial. Y todos los estudiantes que terminaban el ciclo secundario aspiraban a obtener una beca para estudiar en el extranjero. Desde que se ha creado en 1995 la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, a imagen y semejanza de Obiang Nguema, no ha cambiado gran cosa. Los estudiantes siguen queriendo y prefiriendo ir al extranjero, pues el nivel y la calidad de la formación que ofrece nuestra universidad quedan muy por debajo de los estándares internacionales. El reclutamiento de los enseñantes obedece prioritariamente a criterios de fidelidad ideológica. No se admite como profesores a los “opositores” y asimilados, por más brillantes y competentes que sean. Inversamente, personas de dudosa formación son reclutadas como profesores universitarios con tal de mostrar o expresar simpatía por el partido político gobernante.
Pero no es cómodo hablar de estas cosas. Porque generalmente, cuando, fuera de nuestras fronteras, uno cuenta lo que sucede aquí dentro, el interlocutor se le queda mirando como tomándole por un exagerado. ¿Cómo hacerle entender que no solo no es exagerado sino que, además, la realidad puede y suele ser mucho más cruda?
Alfredo Okenve y Enrique Asumu fueron detenidos el 17/04/2017 porque hacen lo que consideran oportuno para su país; fueron detenidos porque se dedican a una actividad que, para los que dirigen el país, va a contracorriente de la voluntad del régimen: dirigir una ONG sin el necesario control o la anuencia del Gobierno. Y tanto más cuanto que la actividad de dicha ONG tiene que ver con los derechos humanos.
Ambos se formaron en el extranjero y regresaron entusiasmados a su país para contribuir en su desarrollo. Hoy les toca a ellos pagar por su preferencia nacional. Ayer fueron otros. Mañana, sin ninguna duda, hablaremos de otros mientras perdure la dictadura.
Alfredo Okenve es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid. Regresó a su país en septiembre de 2001 para aportar los conocimientos que ya poseía. Era su contribución al desarrollo de Guinea Ecuatorial. Ejerció como profesor en eso que llamamos Universidad Nacional, antes de que lo echasen porque no quería dejarse someter ni doblegar por la voluntad del régimen que dirige el país. Después de vivir muchas vicisitudes y exclusiones, pasó a ocuparse exclusivamente de la ONG que había creado: el Centro de Estudios e Iniciativas para el Desarrollo (CEID). Desde su creación, CEID está en el punto de mira del régimen como organización “non grata”, a perseguir y abatir.
Enrique Asumu es médico; se formó en la Unión Soviética y, como Alfredo, también regresó a su país para contribuir con sus conocimientos en la salvación de las numerosas vidas que caen a diario como moscas en nuestro país. Como moscas. Es alucinante la cantidad de personas que mueren cada día en las ciudades y poblados de Guinea Ecuatorial “por largas enfermedades que venían padeciendo”, según la fórmula consagrada. Enrique Asumu fue destinado al Hospital General de Bata, la ciudad más grande del país, pero las condiciones de ejercicio, de remuneración y de vida resultaron tan deplorables que una actividad privada suplementaria se le impuso. Enrique es asimismo el Presidente de CEID. El percance vivido ahora ha supuesto una dura prueba para él, porque su salud, muy precaria, comporta un alto riesgo de degradación en circunstancias adversas.
No hay razón lógica que explique la detención de estas dos personas. Pero así actúa el régimen de Obiang Nguema, ejemplo extremo de dirigente arbitrario, cuando persigue a alguien. Y sin haberles ofrecido tal explicación racional, les exigen dos millones de Francos CFA (>3.000 €) de multa a cada uno de ellos para que los dejen libres. Multa, ¿por qué?
La historia de Alfredo y Enrique se parece mucho a la mía propia. Después de graduarme en Medicina y ejercer cierto tiempo en Francia, regresé a Guinea Ecuatorial en noviembre de 1994, con este ánimo de ser por fin útil a mi país. En enero de 1995 empecé a ejercer con mucha energía en el Hospital general de Bata. Muy rápidamente etiquetado de opositor, la represión se abatió sobre mí. La primera señal, que no vi venir, fue la persistente difusión entre mis pacientes de falsos rumores sobre mi probidad profesional; fui convocado a declarar ante los servicios de Seguridad sin saber lo que había hecho. En otra ocasión, mi salario (38.000 F CFA/mes = 57,92 €; sí, cincuenta y siete euros) fue retenido en 1996 por no haber votado a favor de Obiang Nguema en las elecciones presidenciales. Por la misma razón, fui echado una primera vez del hospital, antes de ser readmitido un par de meses después. De paso, mi esposa fue también despedida del puesto de secretaria bilingüe que estaba ocupando en una empresa privada. La segunda vez que me echan del hospital, en 1999, fue la definitiva, por opositor, en un país con grave penuria de médicos normalmente instruidos. Desde entonces me las arreglo en libre ejercicio. Tuve que generar una actividad profesional propia creando un pequeño centro médico bastante concurrido, que dirijo hasta hoy y que el régimen siempre ha querido cerrar. Me encontré desahuciado sin previo aviso en octubre 2001, debiendo encontrar con urgencia un alojamiento de fortuna con toda mi familia. Más tarde, aquellos que me ofrecieron alquiler eran intimidados y se retractaban. Sufrí bastante para encontrar un alojamiento estable en Bata. El propietario del edificio que alquilaba para mi actividad se encontró brutalmente en la cárcel, sin motivo aparente: debía echarme para que lo dejaran libre. Compré una parcela de terreno en un barrio de Bata, que vallé, y en la que tenía ya construida una casa de madera nueva y una obra con material permanente en curso. El propio Obiang decidió extender su palacio de unos cuatro kilómetros, hasta donde estaba mi parcela, y se la quedó, sin compensación, así de simple: quia nominor leo. No contento con este insoportable acoso, y para privarme de mi herramienta profesional, fui groseramente acusado en 2012 de mutilar a una paciente fallecida durante una intervención quirúrgica, enviado a la cárcel durante cuatro largos meses, condenado al cierre de mi establecimiento y a no ejercer mi profesión. De no ser por algunas reacciones persuasivas, estaría hoy vendiendo panecillos en la calle.
Con el transcurso de los años, mi familia había crecido, estaba arraigada y mi entusiasmo inicial se había volatilizado, mientras esperaba la siguiente embestida del régimen de Obiang Nguema. Cuando ocasionalmente viajo a Francia, vuelvo a vivir momentos apacibles, mis compañeros me acogen con alegría y me ofrecen comodidades: son profesores de universidad (en Guinea me rechazan porque soy opositor), grandes investigadores, tienen vida estable, programada. Yo pude perfectamente haber preferido la misma vida allá.
¿Tiene sentido, pues, que uno vuelva a su país para vivir estas peripecias, exponiendo a veces su vida? La respuesta lógica, después de un análisis sereno, sería no. Eso explica que muchos guineanos opten por quedarse a vivir en el extranjero. Es uno de los principales factores explicativos y justificativos de la fuga de cerebros de Guinea Ecuatorial; la gente prefiere quedarse a vivir donde su formación es valorada y puede llevar una vida “normal”. Pero es también, precisamente, lo que persigue Obiang, para que no le hagan sombra mientras lleva tranquilamente a cabo sus lucrativos negocios en Guinea Ecuatorial.
¿Qué porcentaje de guineanos formados se queda en el extranjero? Este dato depende de muchos factores: de qué época se trate, del grado de apego del interesado a su país, del país formador, de los estudios realizados, etc. Pero todos los factores confundidos, se puede estimar que este porcentaje ronda por encima de los 50% desde que el país es independiente, coincidiendo con el inicio de las dictaduras.
Vamos a tomar un ejemplo que conozco bien: el mío. Salí de Guinea en 1980 con otros 14 compañeros para estudiar en Francia. Solo uno regresará a Guinea sin haber conseguido hacer estudios universitarios. De los quince:
·         8 regresaron a Guinea. Dos han fallecido, uno de ellos de miseria; era ingeniero técnico formado en el Instituto Universitario de Tecnología de Toulouse. Seis vivimos hoy en el país. De estos, uno es familiar de la familia dirigente, 2 colaboran activamente con el régimen (tienen altas responsabilidades) y los otros 3 se las arreglan. De estos últimos, dos son doctores (los únicos del grupo), uno de los cuales se graduó en la Sorbona de París: un valor totalmente infrautilizado.
·         7 se quedaron fuera de Guinea. Uno falleció. Los otros seis se desenvuelven hoy en el extranjero. Uno de ellos intentó retornar a Guinea, pero la presión sobre él fue tan tenaz que se resolvió a regresar al exilio: es periodista.
Las promociones siguientes a la nuestra presentan características similares.
Guinea Ecuatorial es un país básicamente rico, que hubiera podido ampliamente tenerlo todo si sus dirigentes lo hubiesen deseado. Esta riqueza ha hecho la desgracia del país: por poseerla indefinidamente y a unos niveles innecesariamente elevados, el Señor Obiang y familia han erigido un régimen extraordinariamente represor, impresentable, corrupto y corruptor. El país vive sumergido en un desorden de corrupción nepotista, de falta de valores y de retorno al primitivismo con el resurgimiento de rituales macabros y ensalzamiento de la brujería.
De entre los profesionales que retornan al país, en nuestro caso concreto, los hay que, por miedo, ansias de poder, oportunismo circunstancial, intereses familiares, políticos o económicos, creen necesario someterse y adherirse a estas prácticas. Entonces se convierten en peligrosos colaboradores del régimen, abierta o subrepticiamente, con consecuencias perniciosas para el país. Estos retornaron sin convicciones firmes o con intereses calculados.
Otros, por el contrario, privilegian los valores humanos, la probidad de la formación recibida, la honestidad, la rectitud, la justicia, y entonces, se convierten automáticamente en los “enemigos de la patria con nefastas ideas importadas”. Si quieren vivir en Guinea Ecuatorial, deben prepararse a sufrir. Estos son los que van a levantar conciencias, en detrimento de su porvenir personal y familiar. Para eso han retornado a su país y permanecido en él a pesar de la adversidad.
Con esta nota, quiero saludar el coraje y el valor de Alfredo Okenve y de Enrique Asumu, animarles y expresarles todo mi apoyo moral y mi solidaridad. Con su firmeza y perseverancia frente a la dictadura, levantaremos más conciencias en el país. Con esto y la actividad que ejercemos a pesar del régimen, habremos capitalizado nuestro retorno al país. 

Wenceslao Mansogo Alo
Doctor de Estado en Medicina por la Universidad Jean Monnet de Saint-Etienne, Francia
Especializado en Ginecología, Obstetricia y Medicina de la Reproducción
Diplomado universitario de Medicina Tropical
Máster en Ciencias Biológicas y Médicas en Estadística, Informática y Epidemiología